Bueno, decir que una crítica de Crepúsculo no merecía una nueva entrada en el blog, por lo que me he limitado a editar una entrada previa, la primera de nuestra querida serie de trolleos en el foro de Crepúsculo para introducir susodicha reseña. Crepúsculo es el pináculo del fenómeno fan elevando productos mediocres al éxito. La autora de los libros crea una historia de vampiros descafeinados centrada en la historia de amor adolescente entre una joven y un vampiro centenario. Nosotros nos centraremos en la crítica de la primera película (una aberración insufrible sin ningún dinamismo en el que se realiza una mormónica exaltación de la virginidad que debe obedecer a la filiación religiosa de la autora) y señalando las divergencias con respecto al vampiro tradicional de los vampiros de Crepúsculo y cómo dichas diferencias contribuyen a matar del tema del vampiro clásico en muchos puntos y fallan en añadir nada de interés al conjunto.
Los vampiros son criaturas que no pueden exponerse a la luz, bien por sufrir en tal circunstancia una combustión espontánea o por la aparición de fuertes quemaduras que les lleve a la muerte. Esto un un pivote claro y central que provoca el acercamiento / unión del mito vampírico a la cultura gótica. Es además la principal debilidad del monstruo en la mayoría de las versiones. En Crepúsculo eliminan esta característica completamente. En efecto, intentan mantener la atmósfera gótica con algo tan ridículo como que al recibir la luz solar de manera directa, el cuerpo de los vampiros brilla con purpurina. De hecho en esta interpretación los vampiros viven en una casa sin paredes sólo con ventanas ¿Con qué motivo, se podrán preguntar? ¿Son los vampiros unos interioristas excelentes? ¿Saben reconocer la valía de los espacios diáfanos y luminosos en sus viviendas? ¿Para mostrar a las adolescentes que son cools?
Los vampiros son seres con un lado oscuro muy fuerte dominados normalmente por su sed de sangre y también normalmente por lujuria. Esto da lugar a historias o dinámicas asociadas al terror y a lo erótico. En Crepúsculo esta situación se elimina, sin crear ninguna dinámica nueva interesante. Los vampiros (salvo el trío formado por Laurent, James y Victoria) son seres apacibles, con cara de retrasados (mención especial a la familia Cullen en grupo).
Los vampiros son normalmente seres pálidos. Esto es debido a su condición de no-muertos o por no frecuentar la luz del día. En Crepúsculo por lo menos esto lo han conseguido.
Los vampiros en la mayor parte de las interpretaciones, debido a su condición de no-muertos y a tener un “horario de vida” opuesto al de los humanos, viven apartados de la sociedad. Cierto es que en muchas historias se trata el tema de la aceptación del vampiro en la sociedad. ¡Aquí sin embargo los vampiros son seres inmortales que van al instituto! La problemática nueva que introducen es que la familia Cullen en el instituto de Forks es rara, un poco apartada (aunque no marginada, sino interesante) y que está condenada a graduarse todos los años por el resto de la eternidad.
Los vampiros en la mayor parte de las versiones, para otorgar un carácter físico único de raza y para dar consistencia al hecho de que muerden a los seres humanos, tienen colmillos, normalmente retráctiles. En Crepúsculo parece que no.
Los vampiros son seres inmortales que no envejecen en la mayor parte de las versiones. Esto ayuda a dar lugar en la historia a la introducción de un componente de amor gótico-romántico en las historias en las que es un poco más predominante el amor eterno que el componente sexual lujurioso. Esto también suele reforzar el aspecto de que el amante vampiro es un ser sexualmente más experto que su pareja humana. En Crepúsculo parece ser la base del argumento. Edward es en efecto eterno, pero no se comporta como tal. Se comportamiento es el de un auténtico mongolo.
Los vampiros suelen tener fuerza sobrehumana. Esto se hace para reforzar su condición de monstruos / criaturas poderosas, básicamente los reyes de la noche. En Crepúsculo estas habilidades sobrehumanas están potenciadas básicamente para que Edward salve a Bella a la luz del día de un accidente de coche y para que Bella monte a Edward y escalen un árbol para ver lo bonito qué es el bosque lluvioso del estado de Washington desde las alturas. Y no menos importante, para ver a la familia Cullen jugar un ABOMINABLE partido de béisbol, una secuencia digna de aparecer en películas como Dragon Ball Evolution o House of the Dead.
Los vampiros suelen beber sangre humana. Es condición casi indispensable en cualquier versión. En caso contrario se mutilaría al lore vampírico. Es la característica esencial junto con la aversión a la luz sobre la que están construidas estas criaturas. También es el caso de Crepúsculo. Pero el protagonista principal, Edward, casi no introduce esa problemática en toda la película (salvo en el vergonzoso final de la película en el que hace un amago). La sed de sangre se convierte en algo accesorio, sólo presente en el propio momento de descontrol del vampiro al succionar la sangre.
Los vampiros convierten a la gente. En la mayor parte de las interpretaciones los vampiros transmiten su condición por mordedura a un humano. Hay alguna otra interpretación en la que se trata a los vampiros como una raza aparte. En Crepúsculo sí se decantan por la primera. Está presente en el único momento de acción de la película, cuando el vampiro James (el único personaje que obedece en alguna medida a los códigos del vampirismo) muerde a Bella para transformarla. En el resto de la película sólo se muestra al vampiro Carlyle, que parece una ONG, transformando al propio Edward por puro altruismo.
En definitiva, en Crepúsculo nos quedamos con unos vampiros que son seres eternos, castos, pálidos, con fuerza sobrehumana (que les permite jugar apasionantes partidos de béisbol bajo la tormenta), que brillan con purpurina bajo la luz del sol (esto les permite tener apasionantes casas sin paredes). NO GRACIAS. Por mí en vez de vampiros los podían haber denominado hadas del bosque. No habría hecho a la película menos vomitiva, en cualquier caso.
Y todo esto lo he hecho sin profundizar en lo profundamente espeluznante y atrozmente repulsiva que es la historia de amor entre Bella y Edward, lo inerte y falta de interés que es la trama de la película, la vergüenza ajena de los diálogos o lo patético de las interpretaciones.