Reseña: Dark Waters (1993)

Saludos, mis lectores. Me plazco de presentaros una ambientación fantástica en el que las monjas son unas criaturas "creepies" y sangrientas, adoran a un Dios terrorífico, celebran unos rituales tétricos y tienes que cuidarte las espaldas si no haces lo que te ordenan (*pun intended*). La propia protagonista reconoce que las monjas le daban miedo de pequeña. "Dark Waters" ("Temnye vody" en ruso) no es ni más ni menos que una película lovecraftiana de monjas. "Nunploitation lovecraftiano". Viene a inspirarse vagamente en el relato de The Shadow over Innsmouth. Como Dagon, más o menos. Sólo que con monjas caníbales en vez de profundos. Dirigida por el italiano Mariano Baino, esta coproducción ruso-italiana-británica bebe visualmente un montón de Fulci, Soavi, Argento y el terror italiano de los 80. La razón por la que se explica el fuerte acento eslavo de los secundarios es porque está rodada en Crimea, en el Mar Negro.

Hala, tío, se han cargado el amuleto... 

La película comienza con un prólogo en el que una monja escapa con un extraño talismán en cuyo centro figura la figura de una extraña bestia y después de una secuencia en primera persona a lo Evil Dead, la novicia se suicida junto a éste último arrojándose por un acantilado, siendo el amuleto hecho pedazos.

La guapa protagonista, intentando concertar un viaje en barco con un tío creepy.

20 años más tarde la protagonista, Elizabeth (que viene a ser de los pocos personajes con acento británico) es una joven que viaja a un convento de monjas en una isla remota. Su fallecido padre era un mecenas que financiaba a éste durante mucho tiempo, así que su interés principal es el de averiguar los misterios de todo ésto. Aparte de eso, inicialmente también es atraída por unas cartas de una amiga, pero dentro del guión esa parte no tiene mucho sentido. Al igual que "The Shadow over Innsmouth" la trama también consta de un breve viaje en autobús.

Viajando en el barco con un tío como éste, la marcha atrás debería ser la única posibilidad.

Los candidatos a llevarla en barco a la isla están naturalmente como una puta cabra. A pesar de que todos mandaríamos a la mierda todo esto y volveríamos rápidamente a casa, Elizabeth (interpretada por Louise Salter) no ceja en su empeño y consigue llegar al convento. Allí la cambian su bonito chubasquero rojo por unos trapos de interna, y, al empezar a realizar las preguntas pertinentes que la han llevado hasta la isla a las madres superioras, éstas le asignan un enlace-guía con un acento más amigable, una novicia llamada Sarah.

Las monjas y sus ceremonias.

Su estancia en el convento es del todo menos placentera y se enfrenta a la comunidad de monjas, que intentan asesinarla en numerosas ocasiones. Eventualmente descubre la horrible verdad sobre su pasado así como de manera inevitable su presencia provocará el retorno de la Bestia a la isla. El avance en la resolución de los misterios de la trama se produce bien a través de "flashbacks" y pesadillas de Elizabeth o de información que va consiguiendo de las monjas o de los tomos del convento.

¡Uh, uh, estas dos van a follar!

La cinematografía de la película es uno de los principales pluses de la película, con unos efectos de iluminación con velas y antorchas fantásticos. La introducción de motivos visuales bien tétricos en Dark Waters, cargados visualmente con un fuerte poder simbólico, es claramente un acierto en la misma dirección (desquiciados comiendo peces crudos, crucifijos ahogados, la persistente y fuerte lluvia, monjas crucificadas, el clásico oráculo ciego, peces muertos everywhere, murales pintados con la sangre de las hermanas y algo de gore). La atmósfera es tremendamente perturbadora. Muy bonita la fotografía en general.

Las monjas demostrando arte y visión de marca. Pintan la cara de la bestia, la tejen,... Yo me pido una pegatina para mi carpeta.

Al final acaba siendo liberada la bestia en cuestión (espero que ningún alma cándida se sienta spoileada), una diosa de múltiples tetas. De manera acertada sólo se puede intuir la mayor parte del tiempo de manera vaga a través de una pared. De nuevo un acierto para no tener que exigir demasiado a la creación del bicho (aunque hay algún breve primer plano), acercándose además en esto de nuevo a Lovecraft.

A la bestia se la vislumbra sobretodo a través de un agujero en la pared.

Uno de las bonus extra de la película son los acentos. Al tratarse de una producción rusa, la mayor parte de los secundarios hablan un inglés con un acento espeso espeso a veces poco comprensible. Queda hasta bien. En cualquier caso, una de las características básicas de la película es la escasez de diálogo.

Elizabeth se cae a un foso, y se encuentra con "esto". Un rancor quizás sería más temible, pero una monja de éstas ya es terrorífica por sí misma.

Aceptando la película tal como es, no es fácil sacarla muchos fallos, aparte de que el guión puede estar mejor rematado, pues la trama navega por las aguas de la incoherencia. El buscar sentido y coherencia a toda la trama no es la parte en la que ponen más empeño estos directores italianos. Como Soavi y Fulci, Baino va más a lo visual y simbólico. Es el método de este tipo de cine para resultar más onírico, ambiguo y sugerente. Hay muchas críticas al monstruo (que si es ridículo, que si es de goma), pero la verdad, aparte de salir poquísimo, me la soplan.

Las monjas recortándose en el horizonte.

Recomendable aproximación a la ambientación de la Obra de Lovecraft, visualmente fantástica. Una especie de Dagon, más atmosférica, menos gamberra y dirigida sin una sensibilidad de serie B. Y con monjas.

Fichas de la película:

Dark Waters at imdb.com

Dark Waters en FilmAffinity