domingo, 22 de abril de 2012

Reseña: Satan's Little Helper (2004)



Satan's Little Helper es el típico (bueno, ni tanto) bodriete que es vivo ejemplo de cómo a pesar de partir de cuatro duros y tener muy poco que contar, se puede todavía escandalizar al respetable con una serie de puntazos bien dosificados a lo largo de la peli. Es asombroso cómo en una producción que grita inmisericordemente "directo a TV" en cada fotograma y destinada por el tono y la atmósfera a ser consumida en Antena 3 una lluviosa tarde de sábado en un ambiente eminentemente familiar, se puedan llegar a alcanzar tales niveles de "incorrección política", muy puntuales en cualquier caso.


El asesino de la careta. Sangre. Rebeldía. Descaro. Humor negro. Mala leche. Todo embadurnado en brochazos de telefilme adolescente. Si os atrevéis, seguid leyendo.

La estrella del cotarro en pose inocente.


Lo peor de la película, dejando al margen sus escasas pretensiones y su, por qué no decirlo, solemne cutrez, viene dado paradójicamente a partir de sus virtudes. Es decir, la parte cómica. Si bien el humor negro (por llamarlo así) es la base que sustenta el metraje, salvo en esa serie de momentos geniales ya mencionados, las gracietas se terminan tornando en una chabacanería y cacaculopedopisez bastante tontorrona.


A punto de romper la cuarta pared.

El otro punto fuerte de Satan's Little Helper es, simple y carnalmente, la señorita Katheryn Winnick, que se pasa 3/4 partes del film embutida en este supuesto disfraz para Halloween, denominado por su propia madre como de "Renaissance slut". Enseña mucho pero no llega a destapar los tarros de las esencias, eso sí.


Tremenda.

El hilo de los acontecimientos viene a enmarcarse dentro del clásico drama disfuncional del niño y adolescente americano de encontrar su 'savoir faire' en la noche de Halloween. Es decir, el elegir con quién pasar esta "romántica" noche, el dilema hamletiano de ir de calabaza putilla o no, la cruda decisión de ir mendigando caramelos o crack y otras cintas de vídeo e historietas Halloweenescas.

El acto más "humano" del engendro de la máscara.


El protagonista de la película viene a ser un misterioso personaje que oculta su identidad tras una no menos misteriosa máscara demoníaca y un albornoz de color negro. Este abyecto ser confraterniza con Douglas Whooly, un pequeño infante con déficit afectivo y serios problemas de integración social.


Cualquiera que se detenga a ver la película entenderá porqué a este pequeño engendro le cerrarían la puerta hasta en un convento de curas hambrientos de sexo (más todavía de lo normal). El crío es la viva imagen de la estupidez. Decir que tiene diez patadas en la boca es quedarse muy pero que muy corto. Por otra parte el demonio tiene la característica de no decir ni pío en toda la película, restringiendo todo su potencial comunicativo-interpretativo a gestos realizados con los brazos.


De las actividades de este singular dúo devendrá el principal, y realmente único, caudal de humor en la película, logrando por momentos dejar al Alex de Anthony Burgess y su Naranja Mecánica en un vulgar aprendiz a la hora de sembrar de violencia nihilista las calles de su ciudad.

"Douglas, no puedes ser más ostiable".

Como highlights destacamos el cómo espachurran, literalmente, a un gato contra una pared para dejar un mensaje en forma de grafitti, cómo cuelgan a una ancianica en su propio porche, el atropello de ciegos y embarazadas o el brutal desollamiento de uno de los personajes. Todos estos sucesos están sumergidos en una atmósfera de cierto surrealismo y con la pregunta retórica "para-quién-coño-está-hecha-esta-película" revoloteando continuamente sobre la cabeza de los espectadores. 


Como una cera Plastidecor, pero en grande y en calentito.

Esta extraña pareja se verá enfrentada a la familia de Douglas, formada por su madre Merrill (interpretada por Amanda Plummer, la Honey Bunny de Pulp Fiction), su hermana Jenna (la ya mencionada Katheryn Winnick) y el interés sentimental de esta, Vernon.

La familia Whooly al completo.

Según avanza el metraje sin embargo, la película pierde fuelle y capacidad de sorpresa y se vuelve bastante repetitiva y zafia. Todavía más si es posible. Soy incapaz de recomendar un producto como este, pero ciertamente no es una comedia de terror al uso y tiene puntitos realmente singulares.

4 comentarios:

  1. Es algo realmente esperpéntico. Aunque, sí, tiene la capacidad de ofender. Al niño le metía una piña por el culo.

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    1. Bruto. Basto. Animal de bellota. Pero sí. En cualquier caso SLH funciona bastante mejor como parodia del género de terror (aparte de ser bastante más sincera y auténtica) que "The Cabin in the Woods". Chúpate esa.

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  2. Fijo que al actor al que le tocó salir en pantalla con esa careta, lo negará dentro de veinte años. Tiene pinta de cutre pero al menos, parece bastante más honrada que las chorradas tipo Scary Movie.

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    1. La película es cutre y tonta, pero al menos me logró sorprender y "WTF-ar" a ratos, que no es poco. Y bueno, más que el de la máscara, yo si fuera el niño, recién cumplidos los 18 metería a mis padres entre rejas por haberme involucrado en semejante berenjenal sin tener edad para votar ni nada de eso.

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