Highway to well (1991), homónima a la canción de AC/DC, es una road movie de serie B con desvaríos supremos y en concreto la película que desmenuzaremos esta semana con detenimiento. ¿Alicientes? Infinidad, para un servidor. Una road movie de serie B, basada en el mito de Orfeo y Eurídice, en el que el primero viaja al inframundo a salvar a su amada. Sí. Con un policía que parece R.O.T.O.R chamuscado y sin bigote. Sí. Con un cameo de Lita Ford (sí, la cantante de Hard rock ochentero). También sale media familia Stiller en varios papeles (Ben por duplicado), y hasta hay un guiño a Rocky Horror Picture Show en forma de pegatina (Satanic Mechanic!) en la furgoneta del mecánico infernal, Beezle. Not bad. Comedia de terror con músculo, aunque plagada de gazapos, obviamente.
Los protagonistas principales de la película son Charlie y Rachel, una pareja de jóvenes para la que la virginidad de Rachel provocará más de un problemilla. No habría habido película de haber cedido Rachel en primer momento.
Rachel: Charlie, Charlie. Not in a Ford Pinto.
Charlie: Just close your eyes and picture a Porsche.
(Pero ni así)
Charlie, interpretado por Chad Lowe, es el héroe de la historia. Un héroe accidental de serie B un poco en la vena de Bruce Campbell, Kurt Russell o Ezra Gooden (aunque algo más niñato). Rachel (interpretada por Kris Swanson, que un año más tarde interpretaría a la Buffy Cazavampiros cinematográfica) es su novia, que para nuestra desgracia no muestra nada en toda la película.
Charlie
Rachel (la rubia) acompañada de Clara (la pelirroja). La pongo porque aquí salen las dos muy guapas.
En su camino hacia las Vegas, se desvían por una carretera secundaria, en la que conocerán a Sam, un anciano un poco creepy que avisará a Charlie de los peligros de esta vía en concreto. Ciertamente habría menos problemas si los avisos los diera gente con apariencia un poco menos perturbada, jeje.
La película, parte de una premisa similar a la película The Hitcher de 1986, en la que un perturbado (cierto es que en la de 1986 el malo es Rutger Hauer, y aquí nuestro inexpresivo Hellcop poco puede hacer para competir) hace la vida imposible a una pareja durante un viaje por polvorientas carreteras interestatales en los Estados Unidos jugando al gato y al ratón con los protagonistas. Sus pintas y sus esposas nos pondrán sobre la pista del giro fantástico delirante de la película.
El original cierre automático del coche de Hellcop. El bloqueo infantil está activado.
Las esposas de Hellcop son ciertamente geniales, aunque a la postre se verá que no más efectivas que las estándares del Cuerpo de Policía.
Charlie volverá a Sam para pedirle ayuda, y éste le proporcionará un coche nuevo, y un arma. Por lo visto esta costumbre de Hellcop de secuestrar bellas vírgenes en ese tramo de la carretera no es algo accidental, y el pobre Sam es otra víctima. La forma de viajar entre dimensiones con el coche es análoga a la de Regreso al Futuro, y sobretodo a un servidor los efectos le recuerdan a la manera en la que Ash viaja al pasado para recuperar el Necronomicon en El Ejército de las Tinieblas.
En este nuevo entorno Charlie, mientras persigue a Hellcop conocerán a un grupo de moteros infernales, liderados por Royce.
El sutil guiño a Rocky Horror Picture Show (1975).
El cameo de Lita Ford como autoestopista.
Charlie: So can you tell me the way to hell?
Lita: Sex, drugs and rock'n roll
Quién avisa no es traidor.
Destaca también una escena en la que Charlie es seducido por una terrible demonio de tetas caídas, en la línea de Meg Mucklebones (que publicamos en la reseña de Legend un par de entradas atrás), en la que el pobre Charlie descubre que no todo es lo que parece. Yo opino que debió follársela a la primera. Pero tuvo que mirar en el espejo (¡bolsa de papel en la cabeza y ya está!)...
Así sí.
Definitely, You're really not my type. (Traducción: Contigo ya no bicho).
En el último tercio, Charlie consigue llegar a Hell City, que debe quedar como por las Vegas en otra dimensión, sobrepasando a un Cerberus bastante mono, realizado en stop motion y viajando en la barca de un Caronte ciego, para encontrarse con Belcebú-Hades, que tiene raptada a Rachel. Como desenlace, un poco precipitado, Charlie tienen el desafío de escapar de la Highway to Hell hacia el mundo real, sin que Hellcop los detenga en una carrera automovilística.
Awwww! Cerbero <3
La película se resiente sobretodo fallos en la continuidad en el metraje, la subtrama del niño Adam, que bien se la podían haber ahorrado, pero tiene todo el encanto de la comedia de terror ochentera-noventera. No destaca precisamente en cuanto a calidad de las actuaciones, aunque el irlandés Patrick Bergin es sólido en su papel de Beezle.
En definitiva, para paladares poco exigentes, esta película recoge el tipo de historias, guiños, tics, situaciones y humor que venimos pregonando en este blog como buen hacer en películas de bajo presupuesto. Es indudablemente simpática, y los efectos y monstruos son divertidos. Al fin y al cabo, todo bizarrismo en bienvenido en Vermin In The Attic, y esta película está repleta de él. Recomendable para los amantes de la comedia fantástica de terror (Sí, los que disfrutamos como enanos con El Ejército de las Tinieblas), aunque no sea precisamente el largometraje más logrado y redondo del género.
Fichas de la película:
Además de la referencia bastante nítida a Back To The Future en los viajes interdimensionales con el automóvil citada en el destripe, creo apropiado resaltar que el aire de pardillismo del prota recordó por momentos, al menos a un servidor, al propio Michael J. Fox.
ResponderEliminarCreo que divergimos en eso. Al protagonista yo le veo, aun a pesar de ser un pardillo, cierta badassery.
ResponderEliminarPildorinas de ella debiste ver. Marty también era echao pa'lante cuando se terciaba.
ResponderEliminarFantastico el blog, enhorabuena, un autentico pozo de sabiduria sobre pelis de monstruos y serie B.
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