lunes, 21 de mayo de 2012

Reseña: Spawn (Serie de TV) (1997)



Hoy en día en el mundo del cómic está de moda cachondearse del estilo noventero. Risitas Liefeld jajijajaja, risitas por allá. A mí, que no he nacido mamando cómics (y menos los tradicionales) precisamente, el concepto de antihéroe llevado bastante lejos no me echa ni mucho menos para atrás. De hecho lo celebro y me gusta bastante. Soy perfectamente consciente de los excesos y repeticiones que supuso una moda tan marcada como lo fue en el mundo del cómic la del darker&edgier (en tvtropes). Narices, es cierto a mí también me encanta reírme de Rob y de sus desvaríos anatómicos y la sublimación casi paródica del antihéroe de Cable (y sus pistolones compensatorios) en X-Men. Pero vaya, a toro pasado, la gente pierde un poco el contexto. Y ese contexto es que en ese momento el consumidor no quería ver más historias cortadas por el mismo patrón antiguo, quería ver a los héroes pisando las fronteras del villano, muertes a tutiplén, sexo y un cambio estético. Y esa década se los suministró a churros. Hasta que se agotó por propia saturación y sofoco reestableciendo el estilo a algo más equilibrado en la nueva década.



For the Night is dark and full of terrors.


Pues esta historia de venganza es la protagonizada por el (anti)héroe de historieta más conocido de las páginas de Image Comics, donde los auténticos gurús del movimiento, como Rob Liefeld, Todd McFarlane y Jim Lee, desarrollaron su "variado" (pun intended) universo de antihéroes de acción. Spawn, creado por McFarlane, se trató de uno de los pocos supérheroes afroamericanos con su propia serie de cómics, logro no poco desdeñable desde luego. Y a la postre en la actualidad su correspondiente figurita es una estrella en las estanterías de las tiendas de frikerío.


Spawn vs Spawn

La animación de Spawn es de una calidad excepcional. De lo que llevo visto quizás sea una de los ejemplos cumbre de la animación en Norteamérica. En cuanto a estilo parece como una continuación más trabajada y detallada de la conocidísima y celebrada serie animada de Batman de 1992 (la de Bruce Timm). Deben ser los famosos valores de producción de la HBO... Por supuesto aquí también se cumple el cupo mínimo de tetas por episodio que manda la HBO. ¡Aquí no se salvan ni los dibujos!


Como decíamos la serie no tiene problemas en alcanzar el cupo mínimo de pezones de la HBO.

Los planos cercanos de detalle, los juegos de iluminación con sombras por todas partes, las caras de los personajes... Transmite el estilo oscuro que una serie de Spawn debería hacer llegar. No así como la película de carne y hueso, que por culpa de un guión lamentable, una mala dirección y las inevitables limitaciones visuales en términos de efectos por ser un film de género en acción real allá por las décadas de los 90, cayó en el otro lado, el de lo ridículo. Además curiosamente la serie se corta mucho menos en cuanto a violencia y contenido adulto que la película, lo cuál es ciertamente necesario para conseguir una adaptación satisfactoria de los personajes. Es de una oscuridad incluso excesiva, me atrevería a decir.


Billy Kincaid, un personaje despreciable.

El payaso aquí resulta mucho menos histriónico e insorportable que el de la película de acción real al que daba voz John Leguizamo. Su voz más bien juega a ser inquietante y misteriosa y muy "creepy". La trama de este y Billy Kincaid con el tono pedófilo es profundamente perturbadora.


Esta imagen la pongo porque es más o menos mi imagen mental  de como me imaginaba a War, el jinete del apocalipsis, en la novela de Good Omens, de Terry Pratchett y Neil Gaiman.

El único problema que le veo a la serie es que, en mi opinión, el personaje de Spawn y el cómo está construido no me termina de fascinar. Digo, no está mal, pero no me engancha. A su lado Batman parece la alegría de la huerta, ¡vaya llorica! Vuelve perdido y atontolinado del infierno, y pese a lo badass que es, está siempre llorando por que le han separado de su querida Wanda (que está vivita y coleando). Buaaaaaaa ¿¡pur qué pur qué!? Un verdadero vengador sería alguien como el Conde de Montecristo, con las cosas bien claritas. Es un superhéroe quizás demasiado plano, en el sentido de que ni es un personaje ingenioso o brillante, ni tiene sentido del humor y por supuesto porque está conducido hacia "lo oscuro" y la tragedia de manera forzada. Un muñeco roto darker&edgier.


Un ejemplo de la excepcional calidad de la animación


En definitiva, si te apasiona la animación adulta (con un extra de hiperviolencia) de calidad, aquí tienes un ejemplo indispensable. Como de tópico o forzado te parezca el personaje de Spawn es un asunto a tener mínimamente en cuenta. Muy bien hecha y desde luego de una factura muy superior a la de la película.


4 comentarios:

  1. ¡Pon una figurita de Todd McFarlane en tu vida!

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  2. ¿Pero Todd McFarlane no se dedicaba a vender figuritas, de toda la vida? Hm, sí, yo también me apunto a hacer mofa y befa de los noventa.

    Había visto de esta serie un par de capítulos gracias a las cintas que circulaban por videoclub, y lo mejor que se puede decir es precisamente su calidad de animación, porque lo que es el superhéroe, no da para mucho, no.

    Además, me alegra ver que había gente en la misma situación que yo, de no haber crecido mamando comics: me quedé fuera del tema de superhéroes, del boom del manga, y no empecé a encontrar y seleccionar cosas hasta mucho más tarde. De los tiempos anteriores, Mortadelo rulez (y los Dossier Negro que conseguía de segunda mano, también).

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    1. Aquí tienes un lugar perfecto para empezar con la mofa de los '90:
      http://www.progressiveboink.com/archive/robliefeld.html

      Sí, yo no he tocado el tema de superhéroes ni el manga (y el correspondiente anime) más que de manera marginal hasta que hace (relativamente) poco he recibido la contaminación de diversos aficionados de cada sector, así que supongo que mi criterio en el terreno de los cómics es distinto de lo normal, porque está menos influido por la infancia y la nostalgia.

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